No todo ha sido destrucción tras las lluvias en el desierto Chileno. Este año, tras sobrepasarse los niveles mínimos de agua caída (más de 50mm), un fenómeno sorprendente se produjo en las áridas tierras del norte. Semillas y bulbos que se encuentran en estado de latencia y que pueden esperar varios años ya comenzaron a germinar y se pronostica que para agosto y septiembre el espectáculo será generoso. Son más de 200 especies, la mayoría de ellas de carácter endémico, las que cubrirán de colores gran parte de Atacama, región que concentra las mayores reservas biológicas del desierto florido.

Ahora, si bien este evento natural es sorprendente, hay que decir que es mucho más que flores, alguna razón deben tener todos esos colores. Y es que el desierto florido es finalmente un gran ecosistema que se activa a todo nivel, líquenes, flores, insectos, y junto con estos, reptiles, pájaros, roedores y otros mamíferos. Sin embargo hay unos personajes de entre todos estos invitados que participan de este carnaval a ras de suelo y que no se quedan atrás en interés y colorido, me refiero a los coleópteros, el orden de insectos que contiene más especies en el reino animal. También conocidos como escarabajos.

Flores desierto florido de Atacama. Créditos: Benoit Blanchot.
Flores desierto florido de Atacama. Créditos: Benoit Blanchot.

Tuve la oportunidad de sumarme a la tripulación de los entomólogos Manuel Diéguez y Gerardo Arriagada, quienes han recorrido Chile y Sudamérica haciendo investigación sobre varias especies de estos insectos y que saben que el desierto florido es un lugar único para monitorearlas, especialmente porque algunas de estas sólo se encuentran ahí. En una RV, a lo Breaking Bad, atravesamos el desierto con los implementos necesarios para observar y recolectar también algunos ejemplares, puesto que una de sus características es que se encuentran por miles, o quizás más, sólo hay que detenerse y agacharse a mirar. Quizás escarbar un poco también.

Uno de los insectos más comunes de ver, es la comúnmente llamada “vaquita del desierto”, especies pertenecientes al género Gyriosomus, de la familia de los Tenebriónidos, que habitan entre arbustos y hierbas de poca densidad, y que se les puede ver en distintas formas y colores desde Antofagasta a Rancagua, ya que entre estas latitudes existen más de 30 especies asociadas a distintas formaciones vegetales y hábitats (Pizarro-Araya 2006). Su alimentación está directamente relacionada con las especies vegetales de su entorno, no es extraño entonces que durante la proliferación del desierto florido se les pueda apreciar depredando colectivamente plantas, tallos y flores.

Flores desierto florido de Atacama. Créditos: Benoit Blanchot.
Flores desierto florido de Atacama. Créditos: Benoit Blanchot.

Otro interesante coleóptero a tono con la temporada, es este “Meloide” o “Pilme”, Pseudomeloe sanguinolentus, de la familia de los Meloidae, de llamativos colores y ancho tórax, el cual se le puede ver alimentándose de pequeñas suculentas como parte de su dieta. El macho presenta manchas blancas sobre su lomo, a diferencia de la hembra, la cual es más grande. Se les puede encontrar entre las latitudes de Iquique hasta el Elqui, desde la Cordillera de Los Andes hasta el litoral marino, vale la pena observarlos.

Una opción para recorrer el desierto florido observando flora y fauna, es la ruta costera que va desde Caldera a Huasco, la cual atraviesa increíbles playas como Barranquillas, Carrizal, Playa la Virgen y el mismo Parque Nacional Llanos de Challe. A lo largo de esta ruta y sus variados paisajes, salen al encuentro otros animales que no tienen las mismas intenciones que nosotros, ya que estos insectos son parte de su dieta, y estos a su vez, la dieta de otros mayores. Destacan algunos lagartos, y entre las aves, el Jote de cabeza colorada.

Créditos: Raphdias.
Créditos: Raphdias.

Si al caer la tarde cree que no es suficiente, tranquilo, la vida continúa, aunque sea un poco más difícil de ver. Ya de noche, se despliegan los equipos para observación nocturna: potentes focos que de seguro no dejarán indiferente a las mariposas nocturnas. Estos se disponen sobre una sábana blanca desplegada, y al reflejar la luz de los focos los insectos voladores se posan sobre esta dejándose ver. En cuestión de segundos aparecen varios ejemplares.

No hacen falta implementos específicos para disfrutar de este mundo oculto, además de que en muchos de estos lugares ni siquiera hay que pagar alojamiento, el campo abierto es el mejor puesto. Sólo hay que mirar hacia abajo, y como todos los avistamientos en la naturaleza, detenerse a disfrutar, y por supuesto cuidar este enorme patrimonio.

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