Era 25 de Febrero de 2015 y transcurría nuestra sexto día de expedición sobre el Glaciar Universidad ubicado en la provincia de Cachapoal, Región de O`Higgins. El objetivo último es alcanzar en diez días la cumbre del Volcán Palomo a unos 4.860msnm. ¿El desafío? Cruzar una masa glaciar de 12 km de largo, la que conforma la más extensa zona de hielos en Chile Central y que luego conecta con otros gigantes, el Glaciar Cortaderal, el Glaciar Palomo Norte y Glaciar Cipreses.  En total una superficie glaciar aproximada de 20 km2, con una profundidad media de 80 m, la más grande de Chile luego de Campos de Hielo en Patagonia.

©Carlos Hevia
©Carlos Hevia

Para el sexto día de lento avance, ya habíamos hecho del Universidad nuestro hábitat. Teníamos una rutina, extensa y poco confortable, pero nos permitía sentirnos cómodos dentro de lo rudimentario de la aventura..

Hasta este momento de la expedición, no habíamos tenido tiempo de observar detenidamente nuestro entorno. Cada día debíamos resolver los temas inmediatos, sortear gigantes grietas para avanzar y nunca dejar de mirar el cielo amenazante.

Nos había costado un año completo concluir las gestiones que nos permitieron el acceso al valle del Río San José, controlado hoy por empresas hidroeléctricas y fundos privados. Muchas veces pensamos en abandonar la idea y buscar una zona con acceso liberado para pasar nuestras vacaciones de verano.

©Carlos Hevia
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La burocracia y las prohibiciones por explorar nuestro territorio mermaban momentáneamente nuestras ganas y hacían difícil el recorrido sin siquiera haber tocado el hielo. Finalmente nuestra perseverancia tuvo resultados y ahí estábamos, disfrutando de nuestro primer día de descanso, junto a una cocinilla que no paró de funcionar durante seis horas. Teníamos que recuperar las energía y el sol finalmente nos daba una ventana de buen tiempo.

Bajo nuestros pies y bajo el piso de nuestras carpas, en apariencia todo estaba tranquilo, quieto e incluso inerte. Sin embargo y  ahora comienzo a entenderlo, el Glaciar es vida y está en constante movimiento.

El principal espectáculo de este lugar sobrecogedor ocurre sobre las faldas de las grandes paredes de granito, en las montañas que conforman la sierra del Brujo. Roca, hielo, viento y sol en expresiones y relaciones múltiples, nos sorprenden con el paso de cada hora, modificando de forma constante la idea de paisaje percibido.

Simultáneamente y en las profundidades del hielo, decenas de metros bajo un frío subterráneo existen también manifestaciones de poder, que se pueden sentir al prestar atención.
Cientos de riachuelos pequeños y menos pequeños, se abren paso pendiente abajo al encuentro de otros surcos de agua que tallan la dureza del hielo en su recorrido. Algunos cursos de agua caen con fuerza a la profundidad del glaciar, buscando acortar el camino al encuentro del  Río Tinguiririca.

A la distancia, fuertes estruendos nos mantienen alerta y nos advierten que estamos en un movimiento relativo. El glaciar fluye cuenca abajo como un fluido denso, paciente pero ansioso de ser agua, de viajar cientos de kilómetros y ser árbol,  ser flor y animales de todo tipo. Ir al oeste, transformarse en mar y empezar de nuevo.

El Glaciar Universidad, como la mayoría de los glaciares está retrocediendo. Conocerlo hoy es un acto histórico, lleno de simbolismo. Los senderos que hoy marcamos dejarán de existir antes del descenso, cada ruta es una nueva búsqueda.

Por esa y muchas otras razones hoy más que nunca, toma importancia el haber exigido el libre acceso a la montaña. Para poder brindarle desde su fuente el respeto que este coloso de hielo merece, mediante el recorrido de su completa extensión.

Está terminando el día seis  de la expedición y junto a la tercera ronda de “chapatis” con té, se asoman algunas nubes que nos anuncian cambios en nuestra planificación inicial, llegó el viento y la presión cae. Debemos esperar un día más para ir por la cima del Volcán Palomo. Seguimos atentos y observando.

Especial agradecimiento a la Rama de Montaña de la U. de Chile y a los miembros de la expedición Palomo 2015: Erick Vásquez, Julio Méndez , Andrés Pinto, Christian Soria, Sebastián Zarate.

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