Uno de los lugares más icónicos y al mismo tiempo desconocidos aún para el ojo extranjero en Australia, se ubica en los últimos confines del noreste de la gran isla. A más de 1.500 kilómetros al noroeste de Brisbane, la capital del estado de Queensland, se ubica el Parque Nacional Daintree.

©Carla Brodsky y Eduardo Martin
©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Sumergido en las profundidades del trópico australiano, donde la humedad y las altas temperaturas son pan de cada día, nos encontramos con un territorio bastante ajeno a la aridez que estábamos acostumbrados en el resto del país.

Los pocos terrenos habitados del Daintree se caracterizan por poseer plantaciones de caña de azúcar y té. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin
Los pocos terrenos habitados del Daintree se caracterizan por poseer plantaciones de caña de azúcar y té. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Interminables paisajes donde el verde es el protagonista se alzan a lo lago de la carretera y comienzan a introducirnos en una frondosa selva donde el sonido del agua al correr y los cantos de los pájaros, se sobreponen a los motores de la urbanización o el silencio del desierto.

Las raíces renacen sobre los viejos árboles y se apoderan de la selva tropical. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin
Las raíces renacen sobre los viejos árboles y se apoderan de la selva tropical. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Territorio de jurásicos y salvajes animales, incluyendo al esquivo casuario, una de las aves más grandes y en grave peligro de extinción, que tuvimos la suerte de encontrar en nuestro camino. Su aparición, si bien veníamos un poco en su búsqueda, fue como un regalo en medio una de las tantas caminatas que es posible realizar en las profundidades de este inmenso bosque lluvioso.

Casuario. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin
Casuario. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Sin embargo, es importante ser sigiloso ante la aparición de uno de estos ejemplares ya que se caracterizan por ser seres solitarios y agresivos al contacto, destacándose como una de las aves más peligrosas que hoy se pueden encontrar.

©Carla Brodsky y Eduardo Martin
©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Otro de las grandes encuentros que tuvimos fue con la misteriosa pitón de alfombra, una de las pocas serpientes inofensivas que hay en Australia y que puede llegar a medir más de dos metros de longitud. Si bien este espécimen se puede encontrar en diversas zonas del país, el norte tropical de Queensland es donde las hay en mayor cantidad y cumplen un rol importante en el mantenimiento del medio ambiente, ya que se alimentan en muchos casos de ratas y diversas plagas que azotan tanto a los pequeños poblados como la misma selva.

Pitón. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin
Pitón. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Cocodrilos, lagartos, dragones, marsupiales y hasta ornitorrincos son algunas más del sinfín de fauna con variadas especies que habita las profundidades de este territorio, donde si bien el turismo incrementa rápidamente, también se mantiene su aislamiento, permitiendo que la mano humana no acabe con este ecosistema tan rico en diversidad y donde animales, plantas e insectos conviven libres junto al eterno calor tropical.

Lagarto banaro. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin
Lagarto banaro. ©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Sin embargo, una de las mayores singularidades que posee el Daintree es su mítico encuentro con la barrera de coral, otro de los tesoros naturales que se encuentran por este lado del país. Tanto el bosque lluvioso australiano como la gran barrera de coral forman parte del Patrimonio Mundial declarado por la UNESCO y es aquí, en el Parque Nacional Daintree, donde ambos se unen, siendo el único lugar en el mundo donde esta mágica conjunción toma lugar. Así, la frase “when the rainforest meets the reef” (cuando el bosque lluvioso se encuentra con el arrecife) se torna un ícono de la zona que une a dos de los ecosistemas más diversos y a la vez más frágiles que existen hoy en día.

©Carla Brodsky y Eduardo Martin
©Carla Brodsky y Eduardo Martin

Sin duda el Daintree es un lugar mágico que todo amante de la naturaleza debe conocer, y nos confirma una vez más, la increíble biodiversidad que habita los extensos terrenos australianos y al alucinante mundo que se esconde en cada rincón del planeta.

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