Esta fotografía trata de la complejidad del otoño y de su ardua tarea de dejar caer las hojas. Cada árbol tiene su ritmo y cada hoja cae en el momento preciso. No hay un camino único para el proceso que sufre de cambio de colores de su follaje. Y esa diversidad complementada por los colores de la naturaleza en el otoño, están retratadas en esta fotografía.

Me enteré, viviendo en Estados Unidos, que el estado de Vermont era reconocido como el lugar con el más lindo otoño del mundo. Así emprendimos el viaje junto a mi señora. En un principio, intentando conseguir el mejor paisaje y momento, estábamos ansiosos por saber a qué lugar ir, qué ruta tomar, qué día ir. Y un muy sabio campesino de la zona, nos dijo: Nunca se sabe, es la naturaleza la que manda. Y tenía toda la razón. Los paisajes variaban según nos íbamos más al norte, más al este, más altura, menos, etc. Llegamos al “Green Mountain National Forest” donde tomé esta foto y recaí en que, efectivamente, no hay fórmula. Cada árbol tiene una particularidad y cada hoja, su identidad.

Imagen y texto de Ignacio Erbetta

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