Al noreste de Copiapó, en la región de Atacama, encontramos la Quebrada de Paipote, uno de los lugares más inhóspitos del desierto de Atacama. Lugar de paso desde Copiapó al Salar de Maricunga, no presta mayor interés turístico, sin embargo en esta quebrada podemos encontrar a uno de los sobrevivientes del desierto: el tamarugo.

Este árbol nativo de la zona norte de Chile, ha habitado y sobrevivido en estos paisajes solitarios desde tiempos inmemoriales, logrando resistir la gran variación térmica entre el día y la noche, donde las altas temperaturas son las soberanas del día y muy bajas temperaturas reinan en la noche; lucha día a día con la ausencia casi total de precipitaciones y con los altos contenidos de sales de su suelo.

Este árbol ha logrado desarrollarse en uno de los ambientes más hostiles para la vida, evidenciando uno de los procesos más sorprendentes del planeta.

Es importante intentar rescatar las lecciones de vida que la naturaleza nos entrega. Así esta fotografía a la que llamo «resiliente” intenta capturar la emocionalidad del desierto, donde la soledad y desolación son sus principales compañeros, solamente interrumpidas por la fuerza de la vida expresada en este tamarugo, que resiste todas las inclemencias geográficas y climáticas, entregándonos un ejemplo de resiliencia, que finalmente logra vencer la adversidad y nos regala la belleza de nuestro maravilloso patrimonio natural.

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