Parece en blanco y negro, pero no lo es.

Es la luz propia de un día de invierno en el extremo sur de Chile.

Estamos en Puerto Natales, en pleno julio. Luego de una intensa nevada nocturna, el día nos recibe –ya avanzada la hora–, con un paisaje sobrecogedor.

Sin viento, sin olas, las aguas del seno Última Esperanza casi se confunden con las nubes que cubren las montañas. Tras ellas, el Monte Balmaceda y el Paine Grande son sólo objetos de la imaginación.

Un paisaje en extremo minimalista.

La geometría del instante.

 

Cámara NikonD800E lente 70-200 mm. f2.8

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