Situada en una costa de pronunciadas penínsulas y de una multitud  de playas apartadas y muy tranquilas, Paraty tiene a sus espaldas altas montañas selváticas que parecen abalanzarse sobre las centenares de islas que emergen de las aguas cálidas y transparentes.  Hasta 1954, sólo se podía llegar por mar a esta ciudad costera del centro-sur de Brasil y que pertenece al Estado de Río de Janeiro.

Una de sus penínsulas es Juatinga, que cuenta 20 asentamientos. Uno de ellos es Praia do Sono (Playa del sueño) habitada solamente por población nativa.

La península Juatinga conforma además un área de Protección Ambiental, por la variedad de mamíferos y aves que en ella se encuentran, en medio de una vegetación muy exuberante. Hay pocas vías de  acceso a esta área protegida. Una alternativa es viajar por mar abierto desde Paraty hasta las playas de Grande da Deserta o Cajaíba y desde allí comenzar la caminata, o partir   caminando en Oratorio, por un circuito que toma unos 2 o 3 días y que es ideal para los amantes de las travesías por senderos que llegan a playas casí vírgenes sin urbanizaciones a su alrededor, con mochila al hombro y mucho espíritu de aventura.

Este trekking es conocido como “Trekking Ponta da Juatingà” y se une luego con el que va hacia Trindade y luego hacia Ubatuba.

Son pocos los turistas que llegan a Praia do Sono. Sólo algunos aventureros, con ganas de descansar, fotografíar o nadar. Por lo general, que un visitante se asiente durante algunos días en la zona es muy extraño para sus habitantes, por lo que una vez que sucede, la amabilidad, generosidad y recibimiento es conmovedor.

Este trabajo fotográfico corresponde a imágenes en blanco y negro de medio formato hechas durante mi larga estadía en Praia do Sono. Mezclando la técnica del retrato con la fotografía de paisaje, se intenta dar una pincelada antropológica de lo que es este bello rincón del planeta.

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