Era el 25 de marzo de 2017 a las 10.00h, el día del aniversario número 80 del Refugio Garganta del Diablo. Estábamos citados a esta hora en el estacionamiento de Plaza El Tata del centro de Ski del Fundo Las Termas de Chillán por la Asociación de Andinismo de Ñuble (ASAN), quienes habían invitado a sus miembros y al círculo de amigos del refugio a realizar un peregrinaje con un tributo de reconstrucción.

El peregrinaje comenzó a través de la pista de esquí Tres Marías (la más larga de Sudamérica), la cual atraviesa un bosque milenario mixto de lengas (Nothofagus Pumilio). Después de subir por varias pendientes bastante inclinadas, propias de un ski-trail, nos topamos con un inicio de pista de Enduro para bicicicletas, llamada Renegados; quedaba una última pendiente, que solo nos llevaría a un sector y cruce de pista llamado El Arenal, el cual le hace honor a su nombre. Había niebla desde este punto en adelante y la visibilidad no era mucha.

©Claudio Lagos
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Siguiendo nos encontramos de frente con una construcción de un andarivel nuevo que se llamará Refugio. Pasando dicha construcción entramos al verdadero camino. El tramo anterior solo nos sirvió de calentamiento.

©Claudio Lagos
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Seguimos una huella que recorre la arena volcánica, rocas y uvas de la cordillera (Berberis Empetrifolia), que adornan el sendero dentro del complejo Nevados de Chillán; sumamos otra media hora a  los cuarenta minutos de nuestro camino, y llegamos al viejo Refugio Garganta del Diablo, un superviviente de los refugios olvidados de Ñuble, como Shangri- Lá y Waldorf (referirse más a ello es materia de otra historia).

©Claudio Lagos
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Construido con piedra volcánica y vigas de madera noble, se emplaza al frente de una formación rocosa que al pasar el viento por ella, emite un sonido como un rugido, es por esto que se llama Garganta del Diablo. Ubicado dentro del Fundo Las Termas, de propiedad de la Municipalidad de Chillán, este refugio andino mantiene un carácter público y abierto, dando cobijo a cualquier excursionista que se encontrase en apuros por una eventualidad en la montaña.

©Claudio Lagos
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El refugio cuenta con tres niveles: En el primer piso, la entrada, los ex baños, la cocina-comedor y una gran estufa a leña; en el segundo piso, espacios para dormir; y un subterráneo donde se almacena la leña para las crudas noches de otoño e invierno.

©Claudio Lagos
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Nelson Martínez, Miembro de la Asociación de Andinistas de Ñuble, comenta que muchas veces pasaban de vuelta de alguna excursión en Los Nevados de Chillán, y siempre contemplaban el refugio desde la distancia, viendo el paso de los años que iba causando su deterioro a la noble edificación andina. Por ello, solicitaron a la Municipalidad de Chillán en comodato el Refugio Garganta del Diablo, para su uso libre y consciente de la comunidad andinista.

©Claudio Lagos
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Dicha institución hasta hoy realiza peregrinajes para ir reparando el edificio cada cierto tiempo, arreglando ventanas, vigas, techumbre y todo lo que se pueda en cada jornada, debido a la distancia y al tiempo invertido en ello.

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La invitación queda abierta a los amantes de la montaña a pasar por este bastión cordillerano, a disfrutar de él y a seguir cuidándolo como se ha hecho hasta ahora.

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