«¿Que especies se encuentran en estos lugares?», mi pregunta interrumpía la silenciosa armonía de la cabalgata, filtrándose entre la permanencia del viento.

«¡Yo he visto una que nadie más conoce!», indicó Bernardo con entusiasmo. «En la pampa verde, con margaritas que se asoman bajo rocas negras, encontré un saltamontes color púrpura, rojo y amarillo», aseguró.

«¡Ah sí po! No hemos encontrado otro registro de ese bicho, por lo que le pusimos Bernardus sartus«, exclamó entre risas Marcelo, adelantando su caballo a rienda suelta entre la nube de polvo y sumergiéndose en el bosque de lengas.

Mi dubitativa mirada se dirigió hacia el sur de la estancia. Allí se asomaba el peñasco de rocas negras que servía de fiel referencia para el Lago Sarta, nuestro destino. En sus inmediaciones se podía apreciar la diminuta pradera con manchones de margaritas, hogar de los exóticos saltamontes color púrpura, parecía ser otra broma de «Bernardo el Baqueano».

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