¿A quién no le afecta el tiempo hoy en día? Como siempre digo: el tiempo no existe; sin embargo, se acaba demasiado rápido. ¿Quién lo entiende?

Según la física, el tiempo no ocurre, pero sí existe en cambio esta “sensación de duración”, de “rato”, que por un lado nos hace ser conscientes de fenómenos, pero por otro no es más que uno de los tantos mecanismos de la mente asociados a un millón de cosas más especificas aún, como sistemas de medidas: el día y la noche, fenómenos físicos y periódicos, entre otros, y que nos hacen ser capaces de sentir finalmente que “algo pasó”.

Bueno, es un tanto complejo y claramente solo una opción entre miles de creerlo así. Todas las respuestas están asociadas a nuestras capacidades humanas y/o a los pequeños trucos de nuestra inexplorada mente frente a los sucesos de la vida misma.

Creo que la verdadera meta, por decirlo de alguna manera, es finalmente el sentido que le damos a este tiempo, haciendo lo que sea, ojalá siendo felices.

Ya que estamos a principio de año y he tenido al «tiempo» como tema constante en estos últimos días, le dedico este post a mi hermano mayor y único hombre, Cristián, y por supuesto a mi única y querida cuñada Claudia, que cumplieron un sueño muy bonito de dejar todo lo concreto por casi tres años, llegar al Círculo Polar Ártico y bajar hasta la Antártica chilena, todo arriba de Dora, una camioneta gigante que acarrea a Manfred, un camper, también enorme.

©Cristián Riquelme
©Cristián Riquelme

Como es imposible resumir tal odisea, decidí hacerles diez preguntas referentes a “la gracia del tiempo”, esta gracia que sin duda los cambió para siempre. Aquí vamos:

1 Relacionado al tiempo concreto: mencionen las tres cosas que más les costó dejar al partir de su casa y despojarse de todo.

La seguridad de la rutina que se supone es lo que te da satisfacción, placer y estabilidad, todas juntas asociadas al concepto falso de: felicidad. A nuestro perro “Chato”, que quedó bien cuidado con un buen amigo. Y el concepto de sedentarismo, con todo lo que conlleva.

2. ¿El tiempo que sienten que mejor entregaron?

Las miles de risas que destapamos con personas de otra raza, otro idioma y otro tipo de vida. El humor y la felicidad son lenguajes universales, sin barreras.

©Cristián Riquelme
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3. ¿El momento en que les hubiera gustado que el tiempo se hubiera detenido?

Una noche romántica en la que estábamos echados de espalda sobre la arena blanca en el caribe colombiano, con fogata, una leve brisa y contemplando una lluvia de estrellas fugaces.

4. ¿El instante en que comprendieron por qué estaban haciendo este viaje?

Cuando salimos manejando del hogar infantil del estado de Chiapas, en México. Trabajamos por un mes en ese lugar y entendimos que nuestro viaje ya no era el mismo desde el momento en que decenas de niños huérfanos nos entregaron su corazón y robaron el nuestro.

©Cristián Riquelme
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5. ¿La noche en la que quisieron no estar ahí y ojalá retroceder el tiempo?

La noche que trataron de entrar a robar. Intentaron echar abajo la puerta de nuestra casa rodante y vimos vulnerada nuestra seguridad.

6. Vieron muchos animales en el viaje, en su estado natural ¿Quién les regaló el mejor momento?

Un tiburón ballena gigante de 9 metros de largo que nos aceptó con su intensa mirada y nos dejó nadar tomados de su aleta por más de 45 minutos en el mar de Cortés, en Baja California.

7. De los paisajes que vieron, mencionen tres en los que sintieron que estaban en el lugar adecuado, en el momento y minuto preciso.

El atardecer del caribe colombiano, cuando un oso grizzly visitó nuestro camping que estaba a pasos del camper, en Alaska, y cuando pusimos la llave en nuestra camioneta el día uno de este periplo.

8. De los personajes que conocieron, ¿Alguien les dejó una lección de que el tiempo no existe?

Si, Frederich, un catalán de 76 años. Solo se reía, nada lo tomaba en serio. Al conversar con él supimos que venía viajando en bicicleta desde hacía 4 años por el mundo. Cuatro años atrás estaba desahuciado en el hospital con cáncer. Sin saber andar en bicicleta, decidió vivir y recorrer el mundo hasta que la vida decida que hacer con él.

9. Si tuvieran que recordar un momento del viaje y pudieran proyectárselo en el cielo a todos los niños refugiados sirios antes de irse a dormir, ¿Cuál sería y por qué?

Las risas y besos de los niños guatemaltecos cuando por primera vez en su vida veían una película de animación. Sus risas y abrazos eran la proyección de la ingenuidad y el amor.

©Cristián Riquelme
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10. Siempre he creído que el tiempo es como el matico: el mejor cicatrizante, ¿Qué sienten que cicatrizó en este viaje?

Cicatrizó la falsa creencia de que la estabilidad y la seguridad son las bases para formar una vida relativamente buena. Para nosotros, después de este viaje, la vida es un inmenso abanico de experiencias que están esperando por ti y tú debes ser el protagonista de tu aventura y de tu felicidad, ya que lo único que sabemos es que algún día vendrá la parka a buscarte y al momento de recitar tu último verso, ojala sea la satisfacción de haber hecho lo que querías.

©Cristián Riquelme
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