Debe ser uno de los fenómenos naturales más admirables, majestuosos y cautivantes. Me refiero a las auroras, extrañas luces que brillan durante ciertas noches en los polos y que cautivan al mundo con sus maravillosos colores y movimientos. Transmiten una pasividad y a la vez una grandeza, una inmensidad que creo nunca antes haber sentido.

¿De dónde vienen estas bellas luces?

©Cristian Dunivicher
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Las auroras se producen básicamente por la liberación de partículas solares cargadas eléctricamente, llamadas vientos solares, hacia nuestra atmósfera. Los vientos solares colisionan con distintos gases dentro de la magnetósfera, la capa más exterior y extendida de nuestra atmósfera terrestre, lo que produce una excitación de éstos y al “des-excitarse” liberan esa energía, la cual se traduce en distintos espectros de luz visible.

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El color más común para las auroras son los tonos verdes/amarillos, que son el resultado de la colisión de los vientos solares con el oxígeno ubicado a unos 100 kilómetros sobre la Tierra.

También existe oxígeno presente a mayores alturas, hasta unos 320 kilómetros sobre la tierra, y la colisión de los vientos solares con oxígeno a estas alturas produce auroras de tonalidades rojas. Dentro de nuestra atmósfera también existe nitrógeno, el cual es responsable de tonalidades más azuladas y púrpuras, las cuales son menos frecuentes dada la menor presencia de este gas.

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La actividad de las auroras depende de la actividad del sol u ondas solares, y por lo tanto en épocas de tormenta solar, los polos se transforman en un verdadero festival de luces. La intensidad del viento solar es modulada por el período rotacional del sol y por los ciclos de actividad solar que son de 11 años. El último gran período de actividad solar se registró en el año 2014, por lo que, en teoría, tendríamos que esperar hasta el año 2025 para poder ver una actividad semejante. Se han descrito casos donde la actividad solar ha sido tan potente que se han llegado a ver auroras boreales en Inglaterra.

¿Y…dónde podemos verlas?

©Cristian Dunivicher
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Las auroras pueden producirse en ambos polos, y dependiendo de esto las podemos denominar como auroras boreales, para las que vemos en el polo norte o auroras australes para las que vemos en el polo sur.

Podemos observar estas luces dentro del círculo polar ártico, en América, al norte de Canadá, o en Alaska, o dentro de Europa, al norte de países como Noruega, Suecia, Finlandia o también en Islandia y Groenlandia. Para el caso de las auroras australes es más difícil, ya que el círculo polar antártico se encuentra básicamente a nivel de la antártica, sin embargo, podemos observar de todas formas este magnífico espectáculo al sur de Nueva Zelanda, en ciudades como Queenstown, por ejemplo.

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Para ver este majestuoso festival de luces necesitamos de ciertas condiciones, sin embargo a la vez hay algunos mitos que derribar al respecto. En primer lugar, se dice que necesitamos que el cielo esté totalmente despejado y muy oscuro, pero la verdad es que podemos ver auroras con cielos cubiertos y también bajo la luz de la luna llena. Claro que bajo un cielo nublado nos sería mucho más difícil verlas a simple vista, pero de la mano de una cámara fotográfica nos podríamos ayudar a identificarlas.

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En segundo lugar, también podemos ver auroras a la luz del día. De hecho este fenómeno se distingue de día o de noche, pero podrían pasar desapercibidas, ya que sin saberlo con antelación no serían más que meras nubes con alguna particularidad; su forma es alargada y difusa y si las observamos por algún tiempo podríamos ver como bailan en lo alto del cielo .

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Algunos tips…

Si quieres ir en busca de las auroras boreales, es muy importante programar tu viaje. La temporada recomendada para los avistamientos va desde diciembre a abril, ya que las noches en el ártico se hacen más largas.

Ten presente el clima, es muy cambiante en esos extremos. Además, existen aplicaciones como Aurora Forecast, donde puedes ver la actividad solar en tiempo real y un pequeño pronóstico para la auroras, sin embargo este no va más allá de 5 a 7 días.

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En mis múltiples intentos por capturar las auroras boreales aprendí una cosa que me gustaría compartir y dejarlo como consejo: Las auroras son fenómenos naturales, y por lo tanto no siempre vamos a tener la suerte de verlas. El ártico no son solo auroras boreales, el ártico es un lugar que cautiva por su belleza, clima y condiciones particulares, además de su flora y fauna. Por lo tanto, mi recomendación es planear tu viaje no solo pensando en las auroras, sino que pensando en los hermosos paisajes y momentos de los que puedes disfrutar en el ártico, los cuales se pueden coronar con la mágica aparición de estas hermosas musas en el cielo.

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